22 abr 2013

Jornada de Reflexión con Monseñor Fernando Chomalí

Jornada de Reflexión de la Pastoral de la Esperanza con Monseñor Fernando Chomalí,se efectuo el dia sabado 20 de abril del 2013,en casa de formación Betania .
Asistierón Monitores e integrantes de diferentes talleres y comunidades de vida de la Pastoral de la Esperanza-Arquidiocesis de Concepción,asesorado por el Padre Arnoldo Vega.
Parroquia Santa Cecilia,Parroquia Natividad de Maria,Parroquia La Purisima de Lírquen,Parroquia San Agústin,Parroquia Del Sagrario.
Proximamente tendremos Talleres en la Parroquia San Francisco de Asís de Lorenzo Arenas,Parroquia San Juan de Mata.
Esperamos que mas Parroquias se sumen a esta hermosa Pastoral de Servicio y Evangelización con los hermanos que sufren.
Un gran abrazo fraterno .

29 mar 2013

Invitación al primer Retiro del año 2013

“Vengan a Mí los que están afligidos y agobiados y Yo los aliviaré” (Mt. 11,28)
INVITACIÓN                                                                                                                                              Pbro. Arnoldo Vega, Asesor de la Pastoral de la Esperanza y Equipo de Coordinación Diocesana, saludan fraternalmente en Jesús y María .y tienen el agrado de invitarle a participar de un RETIRO ESPIRITUAL, de mucho silencio y Oración; y lograr así, una comunicación más íntima con el SEÑOR, a t...ravés del ESPÍRITU SANTO, que nos hará crecer en la FE Y LA ESPERANZA.
Expone: Monseñor Fernando Chomalí G.
Fecha : Sábado, 20 de Abril de 2013
Hora : De 8,30 a 18:00 Horas.
Lugar : Casa de Formación Betania.
Llevar : Biblia, cuaderno y lápiz.
Adhesión: $ 2.500.-

Este RETIRO finalizará con la Santa Misa.
Área Solidaria: Llevar alimentos no perecibles.

Su asistencia será muy significativa en este Retiro Espiritual.

Nota: rogamos confirmar su asistencia con su Monitor.
Concepción, Abril de 2013.

 

31 ene 2013

TESTIMONIO

Les presentamos un testimonio de una persona que encontro sentido a la vida a travez del dolor.

“Dichoso,  el que  en el sufrimiento abre su corazón al Dios de todo consuelo, que nos consuela en todas nuestras tribulaciones”.
                                                                                      ( 2 Cor1, 3-4)  
                           Nombre: Claudio Alejandro Godoy Valenzuela                       
Un día cualquiera de diciembre de 2007, me partieron el alma, casi me morí ustedes saben de que se trata eso, “no sabia que camino tomar, el dolor me ahogaba el alma y apenas podía respirar”.

 Descontado el amor antes de conocer el de Dios, donde vivía sumido en la vanidad y debilidad, aparentando una camuflada fortaleza social y disimulando constantemente mis experiencias, coexistía mi legítimo amor de pareja.

Cuando el “amor de tu vida” te rompe el corazón y quedas ahogándote en la soledad y el sufrimiento, quieres desaparecer o morir. No obstante, el Señor pone caminos que pareciera que hacen morir al hombre que no sabía de Él, encaminándolo al MISTERIO de Dios, donde se puso en marcha mi búsqueda valiente.

Sin embargo, y gracias a la infinita misericordia de Dios, reencontré  a Jesucristo en la mística salvífica de la Pastoral de la Esperanza. ¡Una maravillosa responsabilidad y fructífera experiencia!, con todo lo que ello conlleva.

Los brazos y oídos de su gente, “La Palabra”, su academia, aunado a su espiritualidad invencible – que esencialmente busca comprender y hacer el bien a quien te lo pide con sus ojos- , ha sido una epifanía de vida, que reconforta y lleva a reafirmar mi fe en Dios y su Creación.
Gracias mi Señor por permitirme reiniciar la vida y tratarme igual que a un inocente.
Con sencilla humildad.
Claudio Godoy Valenzuela
Actualmente Monitor Pastoral de la Esperanza
Arquidiócesis de la santísima Concepción - Chile.
 
 
 

Testimonio de una mujer que venció la desesperanza

Hola, mi nombre es Elvecia y soy una mujer que trabaja de manera independiente. Después de presentarme, paso a relatar mi testimonio de cómo Dios y la Iglesia me han ayudado a ganar una batalla que se presentaba muy difícil.
Llegué al taller de la Esperanza, taller que se realiza en la Parroquia Natividad de María, y llegué con ríos de sufrimientos, las tinieblas y la oscuridad eran mis compañeras en todo momento ya que estaba pasando por una depresión muy fuerte y hasta tenía muchas ganas de suicidarme ello hacía que no encontrara salida a mi soledad y angustia, fueron días y noches donde libré una fuerte batalla con el demonio, ya que veía todo negro en mi vida. Era tanta la desesperanza, que por mis pensamientos pasaban cosas tales como, cortarme la zona inguinal, tirarme al metro o internarme en el mar para ahogarme ya que sentía que no le hacía falta a nadie, que estaba sobrando en este mundo y lloraba amargamente por días y noches durante meses.
Pero, también rogaba a Dios que me quitara esos pensamientos negativos, y estos volvían y me arrodillaba frente a su altar y le pedía que me abrazara que yo lo necesitaba, pero parecía que Él no me escuchaba, después me di cuenta que Dios sí me escuchaba y abría esa ventanita de luz y amor porque Él siempre está ahí esperando que optemos por ÉL. Así llegué al  taller en donde encontré a Anita y Osvaldo, nuestros monitores y hermanos en la fe quienes también llevaban su carga de sufrimiento, llegué  en el quinto encuentro el cual lleva por nombre “buscando una salida”, de mi cruz a tu soledad y entonces sucedió algo maravilloso.
La acogida y disposición de ambos monitores y del grupo de participantes en general, me hicieron sentir que yo no estaba sola, Dios me guió hasta ahí. A ese taller en donde cicatrizaron mis heridas del corazón y en el cual aprendimos a crecer en la fe y esperanza, fue así entonces que al pasar cada tema, los cuales encontré maravillosos, pude darme cuenta como se iban curando mis heridas sanándolas de la soledad y de las angustias que me atormentaban.
En los talleres aprendí que siempre hay una salida sobre todo si nos ponemos en las manos de Jesús porque Él es la luz en nuestro caminar, es el bálsamo que cura todas las tristezas.
Debo decir que hoy me siento alegre, contenta, en paz, con mi autoestima muy en alto y a pesar que los problemas están siempre ahí, hoy los miro desde otra perspectiva. Aprendiendo a aceptar con paz que debo quererme y aprender también a vivir en soledad con la dulce compañía de la palabra de Jesús.
Debieran realizar muchos talleres de la Esperanza en este mundo en el cual hay tantos hermanos que se sienten solos, deprimidos o angustiados, y es por ello que hago la invitación a todos mis hermanos del mundo  que deben vivir estos talleres, ya que es el mejor camino para la armonía y la paz, lo cual se traduce en que seamos sanos, fuertes y felices.
Finalmente, doy gracias a nuestro asesor Presbítero Don Arnoldo Vega Torres, por la disposición que él tiene para asesorar estos talleres, y que con su testimonio de vida y sufrimiento que lleva a cuestas; pido a Dios que le bendiga y lo sostenga en su duro peregrinar de hospitales y diálisis, ¡Animo Dios es amor!
ELVECIA HUINCA RUIZ
PARROQUIA NATIVIDAD DE MARIA
CONCEPCIÓN,CHILE
 
 
 

24 ene 2013

Pastoral de la Esperanza_2002-2012




  PASTORAL DE LA ESPERANZA

                        Arquidiócesis de la Santísima Concepción

 Descripción de la experiencia.-

El dolor y el sufrimiento se presentan en cualquier momento de nuestras vidas, llega sorpresivamente, aplasta con una fuerza inimaginable, nos derrumba, a muchos los aísla; entonces, surgen muchas preguntas, vienen los cuestionamientos, nos sentimos incomprendidos. Por eso, nuestra Iglesia se ha preocupado de crear una instancia en donde se acoge y acompaña a las personas que pasan por algún dolor y sufrimiento, que los llevará a comprenderlo , a aceptarlo y a vivirlo con Cristo. Bien dice Santa Teresa de los Andes “a la sombra de la Cruz, todo sufrimiento se aliviana”.

Nuestra Arquidiócesis de Concepción, ha creado esta instancia de ayuda a través de la Pastoral de la Esperanza que opera en Casa Betania, de Concepción a cargo de su Asesor, Pbro. Arnoldo Vega junto a un grupo de Laicos comprometidos con este servicio. Esta joven Pastoral tiene su origen en la Parroquia Santa Cecilia de Talcahuano, específicamente se inicia como un plan piloto en la Comunidad San Martin de Porres, al alero de la Pastoral Familiar de la Parroquia hace 10 años atrás, para ir en ayuda más eficaz y personalizada a las personas que sufren situaciones de ruptura matrimonial y abandono.

Posteriormente a la formación de los primeros Talleres y grupos de personas en situación de rupturas matrimoniales, se van sumando personas con distintos tipos, formas y expresiones del sufrimiento y dolor humano. Esta nueva experiencia Pastoral va dando sus frutos y resultados positivos en las personas y luego se hace extensiva a otras Comunidades de la Parroquia y también surge la necesidad de formar nuevos Monitores  para atender este servicio.

Es así que actualmente la Pastoral de la Esperanza está incorporada al servicio de nuestra Iglesia de la Arquidiócesis de Concepción y ofrece estos Talleres a las Parroquias y sus  Comunidades con el objeto de atender situaciones específicas en el ámbito de lo que acontece a las familia y personas, como son los casos de crisis o rupturas matrimoniales, viudez, pérdida de un ser querido, enfermedades, pérdida del trabajo, soledad, abandono, frustraciones, discapacidades, etc.; es decir el dolor y sufrimiento humano en todas sus dimensiones y expresiones.

En todas estas situaciones es preciso acoger, acompañar y evangelizar a las personas afectadas, las cuales sufren a menudo, además el dolor de una realidad personal y familiar no querida ni buscada por ellas, diferentes formas de discriminación social.

 

Objetivo General:

Acoger, acompañar ,escuchar y evangelizar con renovado espíritu misionero, a todas las personas que pasan por situaciones de dolor y sufrimiento, donde se promueve la vida y el amor, como valores esenciales de la dignidad humana; participando en la construcción de una sociedad justa y solidaria, al servicio de la vida.

Objetivos específicos:

 

  • Acoger y acompañar a las personas que sufren  del dolor de una realidad personal y familiar no querida ni buscada; invitándolos a profundizar en el amor de Dios, a ejemplo de Jesús “buen samaritano”.
  • Evangelizar a las personas que sufren, mostrándoles un camino de esperanza, donde puedan realizar un proceso de vida que conlleve a asumir sus dolores, los reconforte, llevándolos a una plenitud humana y cristiana, transformada por el amor de Cristo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Jn. 16, 16).
  • Ayudar a las personas que sufren a sentirse integrados plenamente en diversas actividades de la Parroquia. “Por la fe en Cristo Jesús, todos ustedes son hijos de Dios” (Gálatas 3, 26).
  • Invitarlos a seguir creciendo en comunión y fe, a través de Cristo, formando Comunidades de Vida, donde descubran y desarrollen la propia vocación a la que han sido llamados.

 

¿Dónde está la novedad?

La acción Pastoral de la Iglesia no se debe limitar solamente a las familias y personas  cristianas más cercanas, sino que ampliando los propios horizontes en la medida del corazón de Cristo, se mostrará  más viva aún  y en particular hacia aquellas que se hallan en situaciones difíciles   o irregulares, de dolores y sufrimientos. Para todas ellas, la Iglesia tendrá palabras de verdad, de bondad, de comprensión, de esperanza, de viva participación en sus dificultades a veces dramáticas; ofrecerá a todos su ayuda desinteresada, a fin de que puedan acercarse al modelo de familia que ha querido el creador “desde el principio” y que Cristo ha renovado con su gracia redentora.

En su exhortación apostólica Familiaris  Consortio, el Papa Juan Pablo II despliega todo el abanico de situaciones conflictivas y dolorosas en que pueden encontrarse las personas (adultos y jóvenes), lo hace con la intención de invitar a los católicos a ofrecerles una ayuda eficaz a través de la iglesia (actividad pastoral). Atendiendo a las palabras del Santo Padre y viendo la realidad de las personas y las familias en el día de hoy es que nos hemos atrevido a dar este paso.

Sabemos que la experiencia humana más desconcertante de todas es el dolor, porque nos golpea como una fuerza destructora de todo aquello que da sentido a nuestra existencia: la felicidad, el amor, la vida misma.

El dolor desmorona sueños, remece convicciones, despierta dudas; también en el plano religioso; pues nos cuesta conciliar su existencia con la de un Dios con rostro de Padre Bueno.

Sin la FE, el problema del dolor y del mal no tiene respuesta. Jesucristo es el único que ilumina este misterio, cuando nos habla del grano de trigo que muere para que surja la espiga (Jn. 12,24-25), nos da ya una primera pista; mostrándonos que ciertos procesos destructivos pueden estar al servicio de la vida.

 “Vengan a Mí los que se sienten cargados y agobiados, porque yo los aliviaré. Carguen con mi yugo y aprendan de Mí que soy paciente de corazón y humilde, y sus almas encontrarán alivio.”

(mateo 11,28-29)